Excavaciones arqueológicas

Gracias a los resultados de la primera campaña de investigaciones arqueológicas estratigráficas realizadas en 2008-2009 en el emplazamiento de la ciudadela fortificada, se pudo constatar la continuidad de ocupación de la zona desde el siglo XII hasta el XIX y esbozar, en una primera aproximación, la secuencia de las principales fases constructivas de la ciudad. La intervención involucró un área de 2000 metros cuadrados, correspondiente al sector noreste de la aglomeración urbana más encaramado y mejor equipado con el asentamiento, cuya área total debía corresponder a unas dos hectáreas en el período de máxima expansión del área construida.

La articulación del asentamiento, que sólo puede reconstruirse parcialmente a partir de las estructuras supervivientes del conjunto monumental, pero bien documentadas por la cartografía renacentista y moderna, permite una disposición jerárquica de los espacios entre la zona de la cumbre reservada al castillo y la ladera de la llanura costera suroriental a lo largo de la cual se extiende el pueblo. La parte de la ciudad inmediatamente adyacente al castillo constituye la "ciudad amurallada" o ciudad alta, bordeada por sus propias murallas defensivas y que alberga los edificios públicos civiles y religiosos más importantes. La excavación ha puesto de manifiesto, en el exterior de la fortaleza, a lo largo de la ladera noreste, una serie de estructuras referidas a la subdivisión bajomedieval y moderna de esta zona de la ciudad. Se han sacado a la luz parcialmente los restos de cuatro bloques, dos en el sector occidental del área de investigación, delimitado por un eje viario asfaltado con tendencia este-oeste, dos en el sector oriental de la excavación delimitado por un sistema de grandes espacios abiertos con orientación norte-sur.

Cada manzana está formada por varios edificios, de uso residencial o artesanal, separados por patios o estrechos pasadizos, que delimitan fincas colindantes. Generalmente, cada unidad de construcción está dividida en dos o tres habitaciones, proporciona espacio para actividades de procesamiento y tiene una cisterna con una capacidad proporcional al tamaño de una o más familias. En algunos casos, el hallazgo de restos de escaleras de mampostería, en el interior o en el exterior de la vivienda, permite plantear la hipótesis de la presencia de una planta superior. Los datos de la excavación no proporcionaron ciertos elementos para reconstruir los sistemas de cubierta de los edificios: se puede suponer que junto a los techos y tejas de tejas a dos aguas o a una sola agua, los techos de las terrazas se conectaron sistemáticamente a través de bajantes de túbulos de terracota a la cisterna adosada al edificio.

El uso de diferentes técnicas para la construcción de las estructuras y las relaciones estratigráficas entre los muros indican que no todas las edificaciones de este núcleo de la villa son coetáneas. Las fases constructivas identificadas, para las que no siempre existen elementos directos de datación absoluta, abarcan un amplio tramo cronológico, entre los siglos XII y XVII.
 
 
Lionetti A. L, Pilato G., Tigano G., L'insediamento fortificato di Milazzo. Ricerche archeologiche nella città alta 2008-2009, Palermo 2012