Divina Pastora

Autor: Scipione Manni (Nápoles 1705 ca. – Milazzo 1770)

Fecha: 1755-1760

Material: Óleo sobre lienzo

Dimensiones: 210×150

Lugar: Milazzo, Palacio Municipal – Fondo de Edificios de Culto

La agradable pintura sobre lienzo, insertada en un marco mistilineo, se encuentra dentro de una iconografía precisa dedicada a la representación de la Virgen representada como «Divina Pastora», el título bajo el perfil teológico del tema, codificado en España en 1703 por el fraile capuchino Isidoro de Sevilla (1662-1750), es atribuible a la devoción de María como Madre del Buen Pastor. La obra, asignada al pintor Scipione Manni y debidamente evaluada e insertada en su trayectoria artística, forma parte de un grupo de lienzos destinados a decorar los altares y las paredes de la iglesia benedictina del SS. Salvatore. El prestigioso complejo monumental, hoy en día muy dañado por daños estructurales y ofendido por hurtos dolorosos, incluye un notable ciclo de frescos pintados en la bóveda, parcialmente derrumbados, firmados por el artista y fechados en 1755.

El aparato plástico pictórico como justamente supone Bilardo es parte de una vez regia proyectual y teórica que sin embargo concierne también al grupo de pinturas formadas por cuatro lienzos elípticos que representan a Jesús y la hija de Jairo, Cristo y la adúltera, Cristo y la samaritana, la Vocación de San Mateo, dos contorneadas con la Divina Pastora y la Fuga a Egipto y por último los grandes cuadros destinados a los altares: la Transfiguración (trasfugado) y Santa Escolástica, todas obras imputables a Manni y su taller. Las fórmulas comprobadas que se pueden atribuir a una elegancia formal controlada vinculada a las orientaciones del clasicismo arcadico de matriz romana representan el carácter constante de las expresiones artísticas de Escipión, particularmente fecundo en Milazzo. Este lenguaje estilístico utilizado con frecuencia en las pinturas de temática mariana, claramente retomada de las composiciones realizadas alrededor de los años cincuenta por Sebastiano Conca pero también por Marco Benefial, se encuentra en varias obras, como por ejemplo en la Adoración de los Magos procedente de la Iglesia de la Virgen del Lume, y también de la Natividad (Iglesia del SS. Salvador) que repropone de manera palmar el rostro de la Virgen Pastorella, definido con connotaciones agraciadas reiteradas sistemáticamente.

El artista con su notable producción caracteriza sin duda la escena pictórica milazzese. Probablemente debe su fortuna no solo a la sustancial falta en el territorio de artesanos messineses desaparecidos debido a la peste de 1743, pero también a la presencia alrededor de los años treinta de otros miembros de su familia con los que probablemente había iniciado en la ciudad una actividad sólida. El autor, sin embargo, a pesar de estar presente en Milazzo ya alrededor de 1734, probablemente sigue teniendo contactos con el entorno napolitano y sobre todo a sacar provecho de las obras producidas por la Conca desde 1752, durante su larga estancia partenopeo, momento en el que, como observa Nicola Spinosa, había sido implicado y elegido por Luigi Vanvitelli precisamente porque su lenguaje «se refería a la sabia reelaboración en clave clasicista y moderadamente rococó, de modelos y fórmulas heredadas del ejemplo de Carlo Maratta», coincidía perfectamente con las inclinaciones del prestigioso arquitecto de la corte absolutamente contrario a las «tendencias tradicionales del barroco tardío napolitano».

Nuestra pintura reporta con cuidado los caracteres salientes de la iconografía fijada por Fray Isidoro y traducida por primera vez por el pintor Miguel Alonso de Trovar (1678-1758), autor de muchísimas réplicas tomadas del primer modelo de 1703, como la que se conserva en el Palacio Arzobispal de Sevilla o en el Museo Carmen Thyssen de Málaga. La Divina Pastora de Milazzo, por lo tanto, está representada inmersa en un paisaje agreste y en el acto de retener a sí misma un corderito asustado, lleva el pañuelo al cuello y sostiene el bastón como los campesinos, una aureola de luz enfatiza y circunscribe el rostro empero con una gracia suave. La Madre del Buen Pastor vigila con afecto el pequeño rebaño que la rodea y todas las ovejas, descritas con cuidado, llevan en su boca una rosa símbolo de la institución del Santo Rosario. Como se prevé en el texto hagiográfico que, en la segunda mitad del siglo XVIII a través de grabados y grabados de España se difundió en el Reino de las dos Sicilias, También el cuadro del Manni acoge la cita de la oveja perdida y acosada por el dragón pero prontamente rescatada por San Miguel Arcángel que cae desde el cielo con el escudo y la flecha. La gama de colores es suave y irradiada por una luz sabia que define los temas principales.

La producción pictórica de Manni está documentada desde 1753 hasta 1765, período en el que la tienda familiar le permitía hacer frente a las numerosas y exigentes comisiones, En consideración también de la agradable codificación de los temas hagiográficos expresados a través de expresiones pictóricas bien experimentadas y absolutamente agradables para el cliente eclesial del territorio. Sus obras se distinguen por la influencia de la pintura maratteca, mediada a través de las experiencias del Conca y con apropiaciones relativas a la cultura napolitana de la segunda mitad del siglo, en los mejores casos, como por ejemplo la Adoración de los Magos, procedente de la Iglesia de la Virgen del Lume o la Natividad y sobre todo la Virgen Pastorella, pertinentes al plexo benedictino, terminan por expresar, Sin embargo, el clasicismo académico básico, temas agradables de Arcadia-rococó. Junto a estos aspectos vinculados a una producción agradable y correcta, hay que señalar que el carácter enfático y un poco teatral de sus composiciones, las posturas forzadas de los personajes, especialmente en los ciclos a fresco, a menudo están afectados por verdaderos y propios vacíos formales y muestran la dificultad objetiva de este artista para probar expresiones proyectuales autónomas, especialmente en temas complejos y temas de amplio alcance, donde la combinación de esquemas, Diseños y modelos ya preparados, llega a resultados a menudo infelices y engorrosos.

Buda V., Lanuzza S. (a cura di), Tesori di Milazzo. Arte sacra tra Seicento e Settecento., Milazzo 2015