La entrada está precedida por un corto camino cuesta arriba, una especie de extenuante iniciación para acceder al lugar más alto de la fortaleza, un lugar que simboliza la protección y la defensa extrema. De la fortaleza normanda más antigua sólo conocíamos la Torre Maggiore, un imponente edificio que dominaba a todos los demás, originalmente incluso más alto que un piso.
El Castillo
Ahora, a partir de las excavaciones de los trabajos de recuperación, que están a punto de terminar, conocemos nuevos testimonios que son particularmente significativos y por la ubicación y naturaleza de los materiales encontrados (cimentación de un gran muro de contención, rastros de mampostería de conexión, rampa de ladrillos macizos cuidadosamente dispuestos en forma de "espiga", etc.), testimonios útiles, en general, para razonar sobre la disposición de las partes faltantes, y en las conexiones con la Torre Maggiore. Poco a poco comienza a perfilarse la posible configuración del siglo XII.
Alrededor de los años 1228-1230, Federico II llevó a cabo un plan de renovación y nuevas construcciones en estos edificios normandos preexistentes, una década antes de la construcción de los principales castillos en el este de Sicilia (el Ursino en Catania, el Manual de Siracusa, el castillo de Augusta). La diferencia entre las dos empresas es sustancial, teniendo en cuenta las limitaciones derivadas de la presencia de estructuras normandas, en parte reutilizadas.
En Milazzo, el organismo generado por la compleja gestación no parece estar enjaezado en formas compactas de geometría rígida (como es el caso de los tres castillos antes mencionados, de "nueva fundación", con resultados también de extraordinaria inteligencia compositiva), sino que parece estar formado por la agregación de diferentes cuerpos constructivos distintos, reconocibles por forma y función, y todos ordenados según funciones y trayectorias racionales. La finalización de las numerosas obras comenzadas fue ordenada por el emperador con las famosas "Cartas de Lodi" de 1239, dirigidas a Riccardo da Lentini).
Las partes se pueden enumerar fácilmente: las murallas con torreones, la "Domus" residencial, la torre principal, el gran patio central, los edificios (las alas) apoyados en las paredes. Un esquema que puede parecer más anticuado, o no lo suficientemente "frefederiano", porque no está lo suficientemente "regulado". Pero juzgando de esta manera, terminamos ignorando las condiciones de partida, un prerrequisito fundamental de todo proceso de diseño, para preferir clasificaciones amaneradas que no tienen en cuenta la realidad. Basta con reconocer que los proyectos de Frederick, a partir de diferentes situaciones locales, han conducido a resultados diferentes y de diferente instrucción.
Terranova C.P. La città murata Dalla visita al "memorabile viaggio.", in Milazzo Nostra n. 28-29 - Marzo - Luglio 2011 p. 24