Símbolo de vigilancia y guardia activa. Así los describía Francesco Perdichizzi, escrupuloso custodio de los recuerdos de Milazzo, a finales del siglo XVII: "esto es también lo que estimo que significan los grandes ojos de piedra colocados en la fachada del castillo (es decir, en las paredes más expuestas, ndr.) que concierne al norte y a los griegos". Así los verá también el autor de un importante y conocido mapa de la ciudad del siglo XVIII: "Los ojos de Melazo". A lo largo de los años, ese diseño antropomórfico, alterado con la adición de dos apéndices, ha sido descrito e interpretado de las más diversas maneras: desde una simple decoración, hasta un signo mágico o astrológico. Para una lectura más cercana al estado de los lugares y consecuente a la colocación del símbolo en el último baluarte, el que completaba el frente defensivo, se cree que el significado más plausible y "hablante" de los ojos está ligado a la vigilancia sobre la seguridad de la ciudad, cobijada por sus murallas. Del mismo modo que la mirada dibujada en los escudos de los guerreros atenienses era el signo de una fuerza invencible, la misma imagen trasladada a las murallas de Milazzo era un recordatorio de la inexpugnabilidad de la fortaleza.
Terranova C.P. La città murata Dalla visita al "memorabile viaggio.", in Milazzo Nostra n. 28-29 - Marzo - Luglio 2011, pp. 23-24