Los tres revellines

Forman parte del mismo sistema de obras avanzadas relacionadas con el "Cinturón Español" para aumentar y mejorar sus capacidades de defensa. Su construcción, decidida en 1644 por el virrey duque de Cabrera y confiada a una figura ilustre de la cultura artística de la isla, el pintor Pietro Novelli disfrazado de arquitecto experto en fortificaciones, duró hasta 1646.

Dos de los tres revellines, en forma de pequeños baluartes, están colocados "en forma de pinza" en los dos extremos de la larga presa: el primero, en el frente suroeste con el nombre de "baluarte de la fundición", llamado así por su proximidad al taller con un horno de fundición de municiones y cañones, situado dentro de un gran compartimento de la muralla adyacente; la segunda, en el frente noreste, con el nombre de "semibaluarte de las Islas", situada a la altura del baluarte principal del mismo nombre.

La tercera, en el centro de la fachada principal y apuntando hacia el este, es conocida como el "revellín de San Giovanni". Tiene planta pentagonal y, a diferencia de las dos primeras, cuenta con una entrada en uno de los laterales desde la que se accede fácilmente. Un puente de madera, donde estaba la pasarela original, conecta el revellín con la pared del fondo.

 

Terranova C.P., La città murata. Dalla visita al "memorabile viaggio.", in Milazzo Nostra n. 28-29 - Marzo-Luglio 2011, pp. 21-22